Lejanos corazones

Hacer como si no sintiera.
Pensar en otras cosas, cubrir mi amor.
Ese amor mudo que me escarba las entrañas rogándome que lo atienda.
Amor en el fondo que me liga en la inimaginable profundidad del sentir, a aquellos corazones disfrutados largamente en mis retoños infantes y adolescentes.
Y aunque tenga la certeza inobjetable de saberlos unidos a mi propio corazón, mi ser se ahoga en gritos desesperados de rebeldía, deseando asirme con ellos, en ellos, percibiéndolos con todos mis sentidos...
Me conformo e intento apaciguarme interpretando una espiritualidad que me explica los porqués de no tenernos juntos y en ese conformarme explicacional... de todas formas me rebelo y lloro.
Mi alma llora por perderme sus días.
Mi ser sufre anhelando momentos compartidos con esos corazones que me dieron luz por casi veinte años...
Me pierdo sus vidas...
Me pierdo sus colores...
Me pierdo sus ropas...
Me pierdo sus ojos...
Me pierdo sus manos, sus abrazos, sus voces, sus proyectos, sus pesares, sus alegrías, sus ilusiones... Los he perdido en todos estos años...
Puedo enfocarme en lo ganado, si. Pero lo que gané no apaga mi dolor del hoy.
Papis y hermanos de mi sangre, nunca dejo de extrañarlos...
En este momento si, necesito interpretar que los siento en mi corazón porque es el único cuento que mi mente puede sostener para que mis emociones dolientes se calmen... esperando el próximo encuentro.